viernes, 25 de enero de 2008

Una tarde de fresca brisa



Si el sol fuera un poco más cálido las cosas serían diferentes, la espera será menos infortuna y abrumante, los minutos pasarían más rápido y la música no solo promoverá un elemento de satisfacción en mis venas, sino renovaría aquellas flores impregnadas en aquella esquina llena de sonoras notas musicales rodeada de enredaderas y así todo sería más tenue.

Las sombras se disiparían, darían vida a la esperanza, aquella ilusión utópica que desde siempre nos han enseñado a buscarla pero nunca a encontrarla.

Las cosas serian diferentes, el cielo se podría tocar y como nunca existirán estrellas que alumbraran los pasos de aquellos buscadores de esperanza, que entrega aquel sol cálido a punto de extinguirse junto al grito chillón de millones de personas que no entregan el calor que la humanidad necesita.

Por la escalera no bajará nada más.

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