domingo, 4 de abril de 2010

¿Por qué no me lo dijiste antes? - Por Cobardía- Y ahora, ¿qué harás? - Desaparecer...-

miércoles, 13 de agosto de 2008

Soy india

Por Patricia Karina Vergara Sánchez
Soy india.
Morena, chata de la cara,
en un país
obsesivamente racista.

Soy lesbiana,
en una nación
que compulsivamente me persigue.


Insisto,
en la libertad de decidir sobre mi cuerpo,
en territorio
de quienes realizan leyes
que buscan doblegarme.

No creo en su dios,
aun cuando habito un Estado
opresivamente católico.

Invoco a las diosas,
dentro de un patriarcado
que hace miles de años intenta ocultarlas.

Participo en la lucha laboral,
de un pueblo
ya comerciado y en las manos del patrón.

Conozco la importancia
de la labor contestataria,
cuando en mi patria
se encarcela a quien disiente.

Soy antiimperialista,
viviendo al lado de Bush.

Soy gorda,
en la cuna
de la tortura estética,
de la anorexia y de la bulimia.

He dado a luz,
en una era
que acabó con la esperanza,
ya hace tiempo.

Le apuesto a la lucha libertaria,
en el reino del televisor.

Soy pobre,
en un planeta
en donde comen migajas
tantos millones de pobres.

Soy feminista,
en una tierra hostil
a la palabra mujer.

Soy mujer.
En un tiempo
en que el feminicidio
nos ha vuelto desechables.

Por supuesto,
dicen que estoy loca,
extremadamente loca.

Que soy rara, que me he vuelto extraña.
Que no tengo lugar en el mundo.

Entonces, no me queda de otra:
Tengo que darle nombre al racismo,
que señalar el desprecio,
que elegir sobre mi vida,
que armarme antipatriarcal,
que inventar la fe para dársela a mi hija,
que rebelarme contra el patrón,
que escribir por la libertad a las presas políticas.
que denunciar al imperio,
que amar mi cuerpo,
que apagar el televisor,
que mostrar mis bolsillos,
que actuar contra la misoginia,
que buscar justicia para las mías,
que demandar castigo a los asesinos.

Es por todo ello,
que no tengo más remedio
que darles la mala noticia
a las buenas y tranquilas conciencias:

Estoy aquí.
Exigiendo a gritos,
la parte que me corresponde del mundo.
Y no voy a callarme la boca, ni a desaparecer.

martes, 12 de agosto de 2008

MANIFIESTO

No soy Passolini pidiendo explicaciones
No soy Ginsberg expulsado de Cuba
No soy un marica disfrazado de poeta
No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy
Y no soy tan raro
Me apesta la injusticia
Y sospecho de esta cueca democrática
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor
Hay que ser ácido para soportarlo
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina
Es un padre que te odia
Porque al hijo se le dobla la patita
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
Envejecidas de limpieza
Acunándote de enfermo
Por malas costumbres
Por mala suerte
Como la dictadura
Peor que la dictadura
Porque la dictadura pasa
Y viene la democracia
Y detrasito el socialismo
¿Y entonces?
¿Qué harán con nosotros compañero?
¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos
con destino a un sidario cubano?
Nos meterán en algún tren de ninguna parte
Como el barco del General Ibañez
Donde aprendimos a nadar
Pero ninguno llegó a la costa
Por eso Valparaíso apagó sus luces rojas
Por eso las casas de caramba
Le brindaron una lágrima negra
A los colizas comidos por las jaibas
Ese año que la Comisión de Derechos Humanos
no recuerda
Por eso compañero le pregunto
¿Existe aún el tren siberiano
de la propaganda reaccionaria?
Ese tren que pasa por sus pupilas
Cuando mi voz se pone demasiado dulce
¿Y usted?
¿Qué hará con ese recuerdo de niños
Pajeandonos y otras cosas
En las vacaciones de Cartagena?
¿El futuro será en blanco y negro?
¿El tiempo en noche y día laboral
sin ambigüedades?
¿No habrá un maricón en alguna esquina
desequilibrando el futuro de su hombre nuevo?
¿Van a dejarnos bordar de pájaros
las banderas de la patria libre?
El fusil se lo dejo a usted
Que tiene la sangre fría
Y no es miedo
El miedo se me fue pasando
De atajar cuchillos
En los sótanos sexuales donde anduve
Y no se sienta agredido
Si le hablo de estas cosas
Y le miro el bulto
No soy hipócrita
¿Acaso las tetas de una mujer
no lo hacen bajar la vista?
¿No cree usted
que solos en la sierra
algo se nos iba a ocurrir?
Aunque después me odie
Por corromper su moral revolucionaria
¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?
Y no hablo de meterlo y sacarlo
Y sacarlo y meterlo solamente
Hablo de ternura compañero
Usted no sabe
Cómo cuesta encontrar el amor
En estas condiciones
Usted no sabe
Qué es cargar con esta lepra
La gente guarda las distancias
La gente comprende y dice :
Es marica pero escribe bien
Es marica pero es buen amigo
Super-buena onda
Yo acepto al mundo
Sin pedirle esa buena onda
Pero igual se ríen
Tengo cicatrices de risas en la espalda
Usted cree que pienso con el poto
Y que al primer parrilazo de la CNI
lo iba a soltar todo
No sabe que la hombría
Nunca la aprendí en los cuarteles
Mi hombría me la enseño la noche
Detrás de un poste
Esa hombría de la que usted se jacta
Se la metieron en el regimiento
Un milico asesino
De esos que aún están en el poder
Mi hombría no la recibí del partido
Porque me rechazaron con risitas
Muchas veces
Mi hombría la aprendí participando
En la dura de esos años
Y se rieron de mi voz amariconada
Gritando: Y va a caer, y va a caer
Y aunque usted grita como hombre
No ha conseguido que se vaya
Mi hombría fue la mordaza
No fue ir al estadio
Y agarrarme a combos por el Colo Colo
El fútbol es otra homosexualidad tapada
Como el box, la política y el vino
Mi hombría fue morderme las burlas
Comer rabia para no matar a todo el mundo
Mi hombría es aceptarme diferente
Ser cobarde es mucho más duro
Yo no pongo la otra mejilla
Pongo el culo compañero
Y esa es mi venganza
Mi hombría espera paciente
Que los machos se hagan viejos
Porque a esta altura del partido
La izquierda tranza su culo lacio
En el parlamento
Mi hombría fue difícil
Por eso a este tren no me subo
Sin saber dónde va
Yo no voy a cambiar por el marxismo
Que me rechazó tantas veces
No necesito cambiar
Soy más subersvo que usted
No voy a cambiar solamente
Porque los pobres y los ricos
A otro perro con ese hueso
Tampoco porque el capitalismo es injusto
En Nueva York los maricas se besan en la calle
Pero esa parte se la dejo a usted
Que tanto le interesa
Que la revolución no se pudra del todo
A usted le doy este mensaje
Y no es por mí
Yo estoy viejo
Y su utopía es para las generaciones futuras
Hay tantos niños que van a nacer
Con una alita rota
Y yo quiero que vuelen compañero
Que su revolución
les dé un pedazo de cielo rojo
Para que puedan volar.

PEDRO LEMEBEL

Este texto fue leído como intervención en un acto político de la izquierda en Septiembre de 1986, plena dictadura de Pinochet, en Santiago de Chile.

jueves, 24 de julio de 2008

No sé cómo empezó mi vida nómade, siento que no pertenezco a ningún lugar, pero a veces creo que pertenezco a todos, ¿será que inconscientemente busco algo? Pero que, no cacho. Hoy me levante con unas enormes ganas de agarrar mis cosas y partir, a ver a la gente que quiero que tengo repartida por tantas partes, quiero juntarlas (os) a todos en un lugar en donde tenerles físicamente, aunque siempre están en mi corazón. Quiero sentir lo que es elevarme, e irme, y no pensar en nada más que pisar tierra. Cuando dejare el ancla caer, ¿cuándo será el día que deje de sembrar para volver a cosechar?

lunes, 14 de julio de 2008

INGRID BETANCOURT V/S ELENA VARELA

Escrito por Francisca Araya
sábado, 12 de julio de 2008
Ingrid salió de la selva amazónica fresca como una lechuga. La liberación le vino bien. De inmediato retomó su candidatura a lo que fuera, como si los seis años de rehén hubiesen sido una reponedora siesta. Su entrenamiento político fue más poderoso que el trauma del secuestro, y apenas aparecieron las cámaras, la Betancourt se posicionó de su papel, calculando cada uno de sus gestos: la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta. No faltó ni una sola coma del protocolo, desde el best seller hasta la visita al papa, en un rol protagónico que ya se quisiera cualquier político del continente.
En medio de la celebración mundial por su rescate, un paisito del fin del mundo quiso agarrar un pedazo de la torta. La presidenta chilena Michelle Bachelet propuso que Ingrid Betancourt recibiera el Nóbel de la Paz; y el canciller Alejandro Foxley destacó que Chile “se había adelantado a los demás países” al hacer esta propuesta. Curioso gesto, por decir lo menos. Ridículo, siendo un poquito menos moderada. Vejatorio, siendo definitivamente sincera.

¿Qué saben Bachelet, Foxley y Betancourt sobre la Paz?

Betancourt es una víctima, no una heroína; y por mucha compasión que nos pueda provocar, existe un abismo entre los héroes y las víctimas.

Bachelet y Foxley, por su parte, encabezan un gobierno que garantiza la estabilidad nacional, a través de la violación sistemática de los derechos humanos. Un gobierno que criminaliza a las personas que piensan distinto y que no escatima en recursos a la hora de amedrentar a los movimientos sociales.

“A 18 años del término del régimen militar, la violencia policial en Chile en contra de la población civil, con grave violación de sus derechos fundamentales, es una realidad palpable que provoca la indignación de la ciudadanía y pone en peligro las bases de la convivencia democrática”, denuncia un comunicado de Amnistía Internacional publicado el 7 de junio pasado. Los secundarios y los mapuches pueden dar testimonio de estos hechos.

Los escolares, jóvenes que aún no cumplen 18 años, han sido expulsados de sus colegios por participar en política. Durante las manifestaciones, han sido fotografiados por los policías para identificarlos y perseguirlos. Uno de los métodos policiales utilizados para amenazar a los estudiantes, consiste en secuestrar por algunas horas a los dirigentes, golpearlos y abandonarlos en sitios eriazos, lejos de sus hogares. Y los muchachos que asisten a las protestas, se arriesgan a ser golpeados sin razón por la represión desmesurada de carabineros; y a ser detenidos y juzgados con la Ley Penal Juvenil(1) sin la garantía de un debido proceso.

Los mapuches, sobretodo los que viven en la provincia de Arauco, son reprimidos en sus propias casas; los chorros del lanzaaguas y los gases lacrimógenos entran por sus ventanas. Los allanamientos y destrozos de sus bienes por parte de la policía, ocurren todos los meses. Los niños están traumatizados. Muchos han sido interrogados, golpeados e incluso baleados en los operativos policiales. Y sus padres son detenidos y encarcelados sin pruebas y con testigos falsos. El Estado chileno le ha declarado la guerra al pueblo mapuche.

En marzo pasado, dos documentalistas franceses que investigaban el conflicto entre las comunidades mapuches y las empresas forestales en la Provincia de Arauco; fueron detenidos por carabineros y procesados por cargos insignificantes. Estuvieron a punto de ser expulsados del país, pero su embajador logró evitarlo. Tras la frustrada expulsión, regresaron a Traiguén, y una turba de doce personas los acorraló, los golpeó y destruyó sus equipos. Entonces se fueron de Chile, por su propia voluntad. En abril, fue el turno de dos periodistas italianos. La misma historia. Fueron detenidos, procesados y expulsados del país por cargos menores. Y al mes siguiente, el 7 de mayo, fue detenida la documentalista chilena, Elena Varela, por la misma razón: registrar el conflicto mapuche. Solo que a Elena no podían expulsarla, entonces la acusaron de asalto con homicidio y la encarcelaron. La única prueba que tienen en su contra es un testigo anónimo, cuya declaración es reservada; y ni siquiera la defensa tiene acceso a esta información.

El 21 de ese mismo mes, mayo del 2008, Chile comenzó a formar parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Y hoy pide el Nóbel de la Paz para la ex candidata a la presidencia de Colombia.

En Chile, al día siguiente de la liberación de Betancourt, la Corte Suprema rechazó un recurso de amparo en favor de Elena Varela. A Elena la torturaron, la humillaron frente a los alumnos de la Escuela de Panguipulli donde hacía clases de música, le negaron el acceso a la defensa, a un fiscal competente y a un juez imparcial; y le impusieron una medida cautelar desmesurada: seis meses de prisión preventiva. Pero los ministros de la Corte no escucharon estos argumentos, porque mientras los abogados de Elena alegaban, ellos dormían. Y ninguno de estos hechos noticiosos apareció en la prensa porque mientras Elena perdía su oportunidad de un juicio justo; los editores de los grandes medios de comunicación, decidían que la única noticia que se iba a publicar ese día y los siguientes, era la liberación de Ingrid Betancourt.

Varios meses antes de su detención, Elena Varela se encontró con Fernando Léniz en una cena del Club de Amigos de Panguipulli. Fernando Léniz, ex ministro de Economía durante la dictadura de Pinochet, ex presidente de El Mercurio, y ex presidente de la Corporación de la Madera, CORMA, fue el principal impulsor de la industria forestal en Chile. Esa noche, se acercó sigilosamente a la documentalista y le dijo: “Supe que está haciendo un documental sobre el conflicto mapuche. Pues sería conveniente, que usted contara la verdad”.

Elena le hizo caso. Contó la verdad. Y hoy arriesga varios años de cárcel por intentar mostrar una verdad que el Estado quiere esconder. Mientras tanto, la prensa y el gobierno se deleitan con las verdades a medias que hacen noticia fuera de nuestras fronteras. Lejos, muy lejos de nuestra realidad.


(1) Esta ley fue aprobada apresuradamente, un año después de la revolución de los pingüinos, con el fin de evitar nuevas sublevaciones.