Extrañaba aquellas noches de viento pavoroso, lúgubre y perdido,
donde no se escuchará más que el sonido del fuerte temporal,
de aquella lluvia apurada por caer al suelo, mojarlo, hundirlo
y convertir la tierra en un apestoso barro
Extrañaba quedar mojada hasta los pies, sentir frío, la brisa en mi rostro,
tener las manos rojas, girar y girar buscando alguna la luna,
que mis lentes quedaras empañados al volver al hogar,
sentir el calor de la estufa,
ver el fuego como quema, como se mueve, como baila, como crece, como se consume,
como la ceniza queda ahí suspendida, tirada, aniquilada y olvidada.
Extrañaba sentir de verdad mi sur, mi pueblo,
volver a encontrarme con mi vida,
aquella que estaba perdida por el cambio absurdo provocado quien sabe por qué.
Vuelvo a sentir el frío que aniquila mis huesos,
vuelvo a sentirme yo.